1. Entregarte al momento presente
Esto lo he visto mucho en los niños de mis amigos y de mis clientes, hay ocasiones en que el niño tiene hambre y lo manifiesta, la mamá le dice que juegue un rato más mientras prepara su comida y le asigna un juguete o le propone un juego que ella sabe que llamará su atención.
El niño empieza a desarrollar el juego, y se entrega tanto a vivir el momento presente que para cuando la mamá tiene lista su comida, debe llamarlo varias veces e incluso insistir un poco para que el pequeño se desconecte del juego y decida ir a comer.
El aprendizaje acá es que los niños con esa capacidad tan grande de conectar con el momento presente, se aíslan de lo que sucede a su alrededor, se entregan a la experiencia completamente y por tanto la disfrutan a plenitud.
2. Maravillarte con lo más simple
Recuerdo una ocasión en que elegí cuidadosamente los regalos para mis sobrinos, pensando en la funcionalidad de los mismos, en los colores, en que fueran llamativos y en que los pequeños pudieran disfrutarlos; los forré de manera especial y coloqué sus nombres.
Cuando llegó el momento de abrir los regalos, yo estaba expectante por ver la reacción de mis sobrinos. El mayor de ellos abrió su regalo, dejó el juguete a un lado y se quedó con el cartón que sostenía el juguete porque en el habían unos dibujos que llamaron su atención, y a él le pareció que “esos dibujos eran el mejor regalo”. Mi sobrino más pequeño se maravilló con la envoltura plástica de uno de sus regalos y sonreía disfrutando la experiencia de hacer sonidos con la envoltura al aplastarla entres sus manitos.
Aprendí entonces que ellos tienen esa capacidad de encontrar satisfacción en lo más simple, y se permiten maravillarse con las cosas sencillas y vivir la experiencia.
3. Luego de una caída, levantarse y seguir con una sonrisa
En una reunión familiar pedí a Tomás, mi sobrino mayor, que me ayudara preparando y entregando un regalo a su mamá, era una plantita, le colocamos un lazo, y fuimos a cumplir nuestra misión.
Mientras caminábamos en dirección a donde estaban reunidos todos yo llevaba en mis brazos una guitarra y a mi sobrino más pequeño. De pronto Tomás se tropezó y cayó enredado en una alfombra, yo no pude ayudarlo inmediatamente pero el resolvió la situación muy bien. Soltó la planta y respiró profundo, todos nos quedamos expectantes, pidió ayuda a mi papá para ponerse de pie, se frotó las rodillas, nuevamente respiró profundo, cogió la planta y con una sonrisa fue en dirección a mi cuñada a entregar el regalo y a desearle un lindo día.
En esta ocasión aprendí que, ante una caída o situación difícil, debemos respirar profundo, pedir ayuda si así lo requerimos, retomar las fuerzas y continuar el camino hacia la meta sin olvidar sonreír.
Espero que hayan disfrutado estas lecciones y que las puedan poner en práctica, y recuerden mantener ese espíritu infantil que nos permite estar en constante apreciación viviendo el momento presente.
Y para finalizar, acá les comparto el ejercicio de #CoachingAplicado Observa, describe, participa – Técnica para volver al presente
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